miércoles, 10 de octubre de 2007

NO SON ERRORES... SINO SINTOMAS



Los Jornaleros Agrícolas Migrantes son personas que tienen una cuádruple determinación, son familias de trabajadores jóvenes, que migran generalmente del sur al norte del país en busca de los medios de subsistencia. Su condición de pobreza y la demanda de mano de obra de los campos agrícolas en el norte del país los expulsa de sus comunidades y su arraigo al campo los mantiene en calidad de jornaleros agrícolas. Su condición migratoria, (debido a que se incorporan a las corrientes migratorias internas), su inestabilidad laboral (debido a que sólo son requeridos durante ciclos agrícolas) y heterogeneidad dificultan su cuantía. Estos trabajadores se desplazan en el país por cuatro rutas migratorias principalmente: la del Pacífico, la del Centro, la del Golfo y la del Sureste[1].

Sólo en el estado de Sinaloa cada temporada agrícola llegan aproximadamente 113,912[2] jornaleros entre ellos, familias mixtecas, zapotecas, triques, nahuas y mestizas, procedentes de Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, Veracruz, Durango y Chihuahua.
Según datos del “Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas” de la Secretaria de Desarrollo Social; de la población migrante que llega cada año a la Sinaloa el 39.422% son hombres y el 31,955% son mujeres, la edad promedio de incidencia es de 15-40 años; el 50% son bilingües y monolingües respectivamente. Se estima que el 33.4% de los jornaleros son analfabetas y aproximadamente el 58% no ha iniciado o concluido sus estudios de primaria.[3]

Así mismo, la población infantil migrante en nuestro país ha venido creciendo en la última década. Principalmente constituida por grupos que en sus lugares de nacimiento ya eran vulnerables y algunas veces sujetos de atención especial y que trasladan esa vulnerabilidad, multiplicada con riesgos adicionales, a los lugares de recepción (campamentos migrantes). Los riesgos de morbi-letalidad[4]: por plaguicidas y explotación laboral en el caso de los jornaleros agrícolas; por condiciones de vida insalubres para los indígenas migrante a las grandes urbes; y por inanición y fatiga en los migrantes transfronterizos. Son un ejemplo de los problemas que emergen y merecen especial atención. A estos, en común, habría que agregar la explotación sexual comercial y la falta de oportunidades educativas en los tres casos.

La atención a la infancia jornalera, ha sufrido retrocesos, debido al cambio radical del enfoque en la política de atención en el CONAFE, por lo que se requiere de un nuevo replanteamiento de intervención. Este texto pretende construir un perfil de esta población.

Algunos elementos hacia la construcción de perfil

Para el año 2000, había en México 3.2 millones de jornaleros agrícolas, de los cuales casi 170 mil eran niños y niñas de entre 12 y 14 años de edad, según los datos de la Encuesta Nacional de Empleo 1999 (ENE 99 en adelante). Otras estimaciones, derivadas de encuestas e investigaciones, establecen hasta 5 millones. Hay que considerar que hasta ahora ninguno de los censo ni encuestas nacionales disponibles han podido superar las dificultades que conlleva el registro del fenómeno de la migración rural-rural porque conforma corrientes migratorias pendulares de corto o mediano plazo entre los pueblos de origen y las regiones desarrolladas en donde se encuentra trabajo: principalmente a 23 zonas agrícolas ubicadas predominantemente en Baja California, Sinaloa, Sonora, Nayarit, Jalisco y Durango.




Tomando en consideración que los menores de entre 6 y 11 años, también se incorporan al trabajo de los campos hortícolas, en donde 3 de cada 7 niños y 5 de cada 8 niñas que llegan, se incorporan al trabajo asalariado y que la Encuesta Nacional de Empleo 1999 no contempló en su registro este rango de edad, la Encuesta Nacional a Jornaleros Migrantes (ENJM/PRONJAG 1998) indica que los menores de 6 a 14 años que laboran en los campos hortícolas, frutícolas y de cultivos industriales representan alrededor del 20% del total de jornaleros. Una estimación conservadora establecería que en nuestro país trabajan como jornaleros agrícolas, entre al menos medio millón de niños y niñas menores de catorce años (entre 400 y 700 mil)[5].

Esta última fuente nos aporta el siguiente escenario:

El 41% de los jornaleros son indígenas que hablan 26 lenguas diferentes, provienen fundamentalmente de Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Hidalgo, Puebla, Chiapas y San Luís Potosí.
La especialización de estos trabajadores del campo, y en ocasiones la delicadeza y cuidado que tienen esas tareas, propicia una demanda mayor por el trabajo femenino y de los niños.
Entre los jornaleros migrantes se observa un índice de trabajo infantil[6] de 24.3. Sin embargo, en las regiones donde se producen cultivos altamente demandantes de mano de obra, como las hortalizas, el número de niños trabajadores se eleva considerablemente; son los casos de las regiones de las costas centro (37.3) y norte (34.3) de Sinaloa, melonera de Huetamo (48.2), costa centro de Nayarit (36.2) y Valle de Vizcaíno (30.4). Su contribución al ingreso familiar, es significativa, alcanzando en algunos casos la tercera parte del total.
52% de las viviendas que habitan se encuentran en malas condiciones.
48% de las Unidades de Trabajo no cuentan con servicios de salud.
40% de los niños entre seis y catorce años son analfabetas.
69% de los mayores de 12 no concluyeron la primaria.
42% de los niños y las niñas de 0 a 6 años de edad, presentan algún grado de desnutrición.
Prácticamente todos los niños presentan enfermedades asociadas a la pobreza, y también a un acelerado deterioro de la salud por el esfuerzo que implica su trabajo. Desnutrición, parasitosis, gastroenteritis, deshidratación e intoxicación por agroquímicos [por ingesta y/o contaminación directa].
Los padres piensan que es mejor para sus hijos que la escuela les enseñe lo que no conocen, no saben o no hacen; el español, las matemáticas, el inglés, la historia y las actividades cívicas es lo más resaltado por ellos. Al mismo tiempo recalcan el valor que otorgan a su lengua, dando a entender y diciendo que no la rechazan, pero que es en sus hogares donde la aprenderán a su tiempo[7].
Los problemas de inasistencia, reprobación y deserción son recurrentes en su historia escolar.[8]

Si tomamos en cuenta que la población más pobre del país es la que migra desde las regiones deprimidas y aisladas, el rostro que nos presentan los niños y niñas jornaleros en edad escolar está marcado por la crueldad y la injusticia, de la pobreza extrema, traduciéndolos en uno de los grupos de mayor vulnerabilidad social.
[1] Revista: YORIS y YOREMES. FEBRERO 2005. No 5, AÑO I.
[2] CONFRÓNTESE CON: http://www.sinaloa.gob.mx/LAIP/Organismos/ISEA/progserv/proginst/PROGRAMA+JORNALEROS+AGRICOLAS+MIGRANTES.htm
[3] Op.Cit.
[4] Morbilidad: se refiere al estudio estadístico de los casos de una enfermedad en relación con la tasa de población y un determinado periodo de tiempo. Así como las alteraciones que dejan secuelas http://www.google.com.mx/url?sa=X&start=0&oi=define&q=http://www.neurosalud.com/pacientes/biblioteca/glosario.asp&usg=AFQjCNE4kbhxzu79LIAMIQZ7KJGJh6cSHw y la enfermedad, los efectos laterales y los síntomas de un tratamiento o enfermedad. http://www.google.com.mx/url?sa=X&start=1&oi=define&q=http://www.linfoma.info/linglosa.htm&usg=AFQjCNHPJAlpJ9be3SD4zcNG1wJFE6D3VQ Y letalidad: Atributo de algunos métodos para provocar la muerte. Es la consecuencia de diversos factores tales como susceptibilidad individual, la posibilidad de recibir atención especializada inmediata, las condiciones del propio método entre las más significativas.
[5] Estimado Programa Nacional de Educación 2001-2006. SEP.
[6] Número de niños entre 6 y 14 años, dividido entre el número de trabajadores mayores de 15 años, multiplicado por cien.
[7] Sep (2005). Expectativas de los padres de los niños jornaleros agrícolas migrantes respecto ala educación primaria. México. pág. 71
[8] Sep (2005). Usos del español y la lengua indígena en los espacios escolares de educación primaria para niños y niñas migrantes. México. pág. 7

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